jueves, 13 de marzo de 2014

Estoy aprendiendo.



Supongo que nadie puede excusarse detrás de un, “no lo sabía”  en el caso más particular, creo que a veces se debe ser más sabio, preguntar, o al menos interpretar lo poco o mucho que se aprende. Crecer en ambientes adversos tiene consecuencias que van más allá de moralismos sociales, quizás ni se noten a primera vista, pero están ahí, lacerando las relaciones personales, esas cosas “ñoñas” que la gente llama amor.
Nunca entendí cómo funciona el amor, creo que el ejemplo más claro lo da Jesús en la cruz, pero… dejémonos de bobadas, jamás amaremos de tal manera, nuestro amor es imperfecto e ineficaz, en algunos casos hasta mentiroso y enfermizo, ¿Quién me explica cómo debo amar? Y para ser más puntual con la pregunta, ¿Acaso existen diferentes amores? ¿Es diferente, como amo a mama, a como amo a mis hermanos? ¿Y cuando llegue mi dulcinea? Aun no entiendo, estoy aprendiendo.
Aprendiendo a dar todo, y esperar menos, a escuchar más y hablar menos, a pensar más y sentir menos, estoy aprendiendo a desaprender lo que no sirve, aprendiendo a ver y mirar cómo debo mirar, a juzgar menos y amar más, a no cuestionar tanto y vivir más, estoy aprendiendo.
Estoy aprendiendo a amar, de quien solo puede mostrarme el amor, nadie puede dar algo que no tiene, y quizás es por eso que ahora entiendo el porqué de tantos porqués, solo fueron consecuencias de las decisiones mal tomadas de alguien años atrás, y no, no lo juzgo, el amor no hace eso, él se niega a sí mismo, pasando por encima de su misma ira, solo para encontrarse como al principio, dolorido, golpeado, ultrajado, pero feliz, porque cumplió su propósito, amar.
Es por eso que estoy aprendiendo, aprendiendo a amar, tal y como se ama, a perdonar tal y como se me perdona, a tolerar, tal y como se me tolera, estoy aprendiendo, aprendiendo día a día, paso a paso, sin olvidar lo primero, que cuando quiera encontrar la respuesta sobre como amar, tan solo baste con mirar al cielo, ponerme la mano en el pecho y recordar que hace ya muchos años alguien decidió amarme, a pesar de mis pesares y mis porqués, a pesar de lo lento que soy para aprender, pues después de todo soy la viva imagen de lo que es su amor, “porque no hay amor más grande, que aquel que da la vida por los suyos”